Crisis porcina en República Dominicana: un llamado a la regulación y control sanitario
El director de Ganadería, Abel Madera, ha solicitado a la población dominicana no alarmarse innecesariamente ante la crisis que enfrenta el sector porcino. A pesar de ser un opositor al gobierno, considero que esta postura es correcta, ya que una alarma injustificada perjudicaría directamente a los porcicultores del país. Una crisis mal manejada podría afectar gravemente la estabilidad de este mercado y la economía de los productores.
La Federación Nacional de Porcicultores ha anunciado una rueda de prensa para abordar la situación. Mientras tanto, el director de Ganadería ha explicado que la gestión de la Peste Porcina Africana (PPA) solo pasó a su jurisdicción hace 15 días, ya que anteriormente estaba bajo un «mando de incidencias». Este detalle es crucial para entender la responsabilidad de las autoridades en el control de la enfermedad.
Producción de traspatio: un riesgo latente
Según Adogranja, el sector porcino enfrenta un nuevo desafío con la PPA, una enfermedad altamente contagiosa que ha afectado numerosas granjas, especialmente a pequeños y medianos productores. Uno de los factores clave en la expansión de la enfermedad ha sido el incremento de la producción de traspatio. Ex empleados de granjas cerradas han comenzado a criar cerdos sin las debidas medidas de bioseguridad, lo que agrava el problema.
Es evidente que existe un desorden en la producción de cerdos en algunos sectores. Las granjas afectadas por la peste porcina carecen de control sanitario adecuado, lo que facilita la propagación de la enfermedad. Muchas de ellas no cuentan con protocolos de desinfección, medidas de alimentación seguras, ni sistemas de vacunación apropiados.
El problema del alimento contaminado
Otro tema preocupante es la alimentación de los cerdos. Existen granjas que, en lugar de utilizar alimento balanceado de calidad, recurren a desechos como tripas de pollo en estado de putrefacción y basura. Esta práctica no solo pone en riesgo la salud de los animales, sino que también compromete la seguridad alimentaria de la población. Mientras que los productores responsables invierten en alimento adecuado y en bioseguridad, otros están deteriorando el mercado con prácticas insalubres y riesgosas.
La necesidad de regulación y control estricto
Frente a esta situación, el Ministerio de Ganadería y Agricultura debe actuar de manera enérgica. Es imprescindible el cierre inmediato y arbitrario de las granjas que no cumplen con los estándares de bioseguridad. Asimismo, las instituciones encargadas del control sanitario deben garantizar que no se repitan los escándalos de corrupción ocurridos en 2021, cuando se reportaron irregularidades en la eliminación de cerdos infectados.
Es importante resaltar que no todos los pequeños productores son sinónimo de insalubridad. Existen ejemplos de granjas pequeñas que cumplen con los estándares de bioseguridad y han hecho esfuerzos por mantener sus instalaciones en condiciones óptimas. Sin embargo, la falta de supervisión gubernamental ha permitido que productores irresponsables sigan operando sin control alguno.
Conclusión
El gobierno debe tomar medidas urgentes para frenar la expansión de la PPA y proteger a los porcicultores responsables. La regulación estricta, la supervisión constante y el cierre de granjas que operan sin bioseguridad son esenciales para evitar el colapso del sector porcino en República Dominicana. La crisis actual es una oportunidad para establecer normativas que garanticen la sanidad animal y la sostenibilidad de esta industria.