Francisco del Rosario Sánchez: Un Legado de Patriotismo y Sacrificio

Francisco del Rosario Sánchez: Un Legado de Patriotismo y Sacrificio

Francisco del Rosario Sánchez es una de las figuras más emblemáticas de la independencia dominicana. Nació el 9 de marzo de 1817 y, desde temprana edad, demostró un fuerte compromiso con la causa patriótica. Fue uno de los principales protagonistas de la proclamación de la independencia el 27 de febrero de 1844, asumiendo el liderazgo en la ausencia de Juan Pablo Duarte. Como estratega político y militar, Sánchez se enfrentó a los intentos de reanexión del país a potencias extranjeras, lo que le costó el exilio y, eventualmente, la vida.

En 1861, cuando Pedro Santana anexó la República Dominicana a España, Sánchez regresó al país para organizar una insurrección. A pesar de ser capturado y sentenciado a muerte, se mantuvo firme en sus principios, pronunciando su famosa frase: «Dios no permite que yo falte a mi juramento de morir pobre y honrado». Su fusilamiento el 4 de julio de 1861 selló su destino como un mártir de la libertad dominicana. Su vida es un testimonio de valentía, dignidad y patriotismo, un ejemplo de entrega absoluta a la causa nacional sin esperar recompensas personales.

Un Gobierno que Ha Traicionado los Ideales de Sánchez

La República Dominicana de hoy dista mucho de la que Sánchez soñó y por la que sacrificó su vida. El gobierno actual, encabezado por Luis Abinader, ha caído en un modelo de administración marcado por el despilfarro, la falta de identidad nacional y una política migratoria que prioriza los intereses extranjeros por encima de los dominicanos.

Mientras Sánchez luchó por una patria libre y soberana, el gobierno de Abinader ha permitido un preocupante debilitamiento de la soberanía nacional. Bajo su mandato, hemos visto un aumento en la deuda pública, un descontrol en la política migratoria y una economía cada vez más dependiente de factores externos. A pesar de su discurso de «orden y progreso», la realidad es que las promesas de cambio han quedado en el aire, y el pueblo dominicano sigue enfrentando precariedades mientras la élite política y económica se beneficia.

Bajo el gobierno de Luis Abinader, la República Dominicana ha experimentado una serie de conductas inaceptables que contradicen el legado de Francisco del Rosario Sánchez. Lejos de honrar el sacrificio de nuestros héroes, este gobierno ha demostrado una alarmante falta de capacidad para gobernar, pisoteando los intereses del pueblo y burlándose de su confianza. La administración de Abinader ha estado marcada por la arrogancia y la indiferencia ante las verdaderas necesidades de los dominicanos. Mientras el pueblo lucha con altos costos de vida, precariedad en los servicios básicos y una creciente crisis de seguridad, los políticos en el poder se enfrascan en intereses personales y acuerdos opacos con actores externos. Esta actitud ha generado un vacío de liderazgo que amenaza con socavar los valores patrios, debilitando aún más la unidad nacional y dejando a los dominicanos con la sensación de que sus sacrificios pasados han sido en vano.

La Farsa del Nacionalismo: Una Política Pro-Haitiana Encubierta

Uno de los aspectos más preocupantes de este gobierno ha sido su doble discurso en materia migratoria. Mientras se proyecta una imagen de nacionalismo y defensa de la frontera, en la práctica se ha permitido una penetración sin precedentes de inmigrantes haitianos en sectores claves de la economía.

Las deportaciones masivas que se publicitan en los medios son en gran parte una estrategia de imagen, ya que la realidad en las calles es distinta. Empresas constructoras, agroindustrias y hasta políticos han facilitado la permanencia y contratación masiva de haitianos en el país, muchas veces en condiciones de semi-esclavitud. Mientras tanto, los dominicanos son desplazados en el mercado laboral y los servicios públicos, como la salud y la educación, se ven sobrecargados sin que se adopten medidas efectivas para proteger los intereses nacionales.

Conclusión

Francisco del Rosario Sánchez entregó su vida por la patria, sin pedir nada a cambio. Hoy, su sacrificio parece haber sido olvidado por una clase política que antepone intereses particulares sobre el bienestar de la nación. La República Dominicana ha caído en manos de un gobierno que juega con el nacionalismo mientras implementa una agenda que favorece a sectores extranjeros y debilita la identidad dominicana.

Es momento de reflexionar sobre el legado de nuestros héroes y preguntarnos: ¿Seguimos el ejemplo de Sánchez o permitimos que la patria se venda al mejor postor?

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